En una década marcada por la recuperación económica y la transformación del mercado laboral, el número de jóvenes españoles que estudian y trabajan, conocidos como “SISI”, ha superado el millón, duplicándose respecto a 2014. Según los datos más recientes de la Encuesta de Población Activa (EPA), este grupo ahora representa el 33 % de los jóvenes ocupados, frente al 20 % de hace diez años. Este avance contrasta con la disminución del número de “ninis” —quienes ni estudian ni trabajan—, que han pasado de 1,7 millones a 1,1 millones en el mismo periodo.
Un cambio significativo en el mercado juvenil
Actualmente, uno de cada tres jóvenes ocupados combina empleo y formación, lo que refleja una creciente inserción laboral y educativa. Mientras los jóvenes empleados crecieron un 37,5 % en diez años, alcanzando los 3,3 millones, el desempleo juvenil cayó un 43 %, situándose en 870.000.
Por género, los hombres lideran ligeramente entre los “SISI” con 509.000, frente a 498.000 mujeres. Sin embargo, entre los “ninis”, las mujeres predominan, sumando 570.000, mientras que los hombres representan 544.000.
Factores detrás de los “ninis”
A pesar de la disminución de los “ninis”, aún enfrentan desafíos significativos. Un informe de la Fundación BBVA señala que muchos abandonaron la escuela temprano, lo que dificulta su retorno al mercado laboral o a la formación. Además, la crisis económica agudiza su situación: en España, el desempleo alcanza al 50 % de este grupo, en comparación con el 30 % en países como Alemania.
Entre los “ninis” inactivos en España —unos 500.000 jóvenes—, la mayoría está dedicada a tareas domésticas, voluntariado o percibe ayudas sociales. Sin embargo, cerca de 100.000 jóvenes optan por no estudiar ni trabajar por falta de interés, según el informe.
La perspectiva global
El fenómeno “nini” es un desafío a nivel mundial. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el 20 % de los jóvenes globales ni estudian ni trabajan, siendo las mujeres dos tercios de este grupo. Además, la informalidad laboral afecta a más de la mitad de los jóvenes empleados en todo el mundo, una tendencia especialmente marcada en países de renta baja.
En contraste, las economías de renta alta y media-alta presentan más empleos fijos y seguros, lo que resalta las desigualdades globales en oportunidades y estabilidad laboral juvenil.
Conclusión
El crecimiento de los “SISI” en España y la disminución de los “ninis” reflejan una evolución positiva en el mercado laboral juvenil. Sin embargo, los desafíos educativos y laborales persisten, especialmente para los jóvenes que aún enfrentan barreras de acceso o elección. ¿Será este cambio sostenible en las próximas décadas? Solo el tiempo lo dirá.
Fuente: Noticias Trabajo