Antes de comenzar a hablar de Talento, debemos saber qué es. Es una cualidad personal y/o profesional que permite a un trabajador desempeñar una serie de tareas con un alto grado de solvencia. Pero ¿se hace o se nace con ello? Podríamos decir que el talento nace consigo, que es innato en el ser humano, pero que hay que desarrollarlo con el tiempo. Pero realmente, poseemos un talento natural que es aquel que se tiene sin necesidad de haber trabajado para desarrollarlo, y podemos conseguir un talento potencial o adquirido que es aquel que, al contrario, sí se desarrolla y perfecciona con la constancia y el trabajo. Muchas veces este es una evolución del propio talento natural. Un prestigioso neurocientífico del MIT, Steven Pinker, sostiene que al nacer arrastramos una carga genética que condicionará de forma muy importante capacidades, comportamientos y motivaciones.

Si lo llevamos a la organización, en comparación con otras personas, los empleados talentosos son los que en comparación con otras personas, resuelven problemas complejos de manera más ágil, eficaz y sencilla, lo que los hace resaltar y sobresalir. Hay muchas habilidades y fortalezas que configuran distintos tipos de talento:

  • Comunicación: tanto hablar en público lo implica que la persona es capaz de comunicar sus ideas de forma oral como escribir, donde sabe transmitir de forma correcta sus palabras.
  • La autogestión: capacidad de tomar decisiones y asumir las tareas propias.
  • Tomar de decisiones: de entre varias opciones elegir la que considera adecuada y correcta.
  • Investigar: es la capacidad de análisis y estudio.
  • Empatía: ser capaz de ponerse en el lugar de los demás
  • Creatividad: facilidad para inventar o crear
  • Idiomas: manejar y hablar distintas lenguas
  • Formación: contar con una buena base de formación académica y mostrar interés por la continua formación.
  • Negociación: esa habilidad que hace que las personas sean capaces de llegar a acuerdos.
  • La escucha: el prestar atención a los demás.
  • La gestión del tiempo, el saber organizarse.

Todas las empresas buscan hacerse con los profesionales más cualificados del mercado, pues las personas son el motor de las empresas, y se consideran una ventaja competitiva. Por ello, no solo importa la formación, sino el conjunto de las habilidades mencionadas, pues al final todas ellas son características que definen a una persona con talento.

Es decir, una empresa no se interesará por alguien que tenga una gran formación académica, si luego no es capaz de expresarse en público o es un desastre organizando su trabajo. Por ello, los reclutadores van más allá de las “hard skills” o competencias duras, que son aquellas habilidades apreciables en un CV, como el dominio de un idioma, un título o certificación académica o la manipulación de una máquina o programa, intentan conocer las “soft skills” o competencias blandas de los candidatos, es decir, la creatividad, comunicación, el liderazgo o la resolución de problemas. Son habilidades que se requieren para tener éxito en el trabajo y que definen el talento de una persona, haciendo que esta sea apta para ocupar un determinado puesto. La clave está en captar, motivar y retener.

En Serbyte IT nos gusta conocer a las personas, saber cómo son, qué las motiva, averiguar qué nos pueden aportar. Sabemos reconocer talento cuando lo tenemos delante. Emprendemos la escucha activa con clientes y empleados, la comunicación como base de una relación, y nos hacemos eco y participéis de las preocupaciones y problemas de los que nos rodean. Sabemos que el motor de nuestra empresa son nuestros empleados y que con su talento podemos llegar más lejos. 

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